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EGO. Sobre el gran oponente, la identificación a los programas.

Actualizado: 2 feb 2020



“Es una ilusión común creer que lo que sabemos hoy día es todo lo que se puede llegar a saber.” C.G. Jung



"El egō (o yo) ya que lo define como la instancia consciente de un individuo humano, "instancia por la cual toda persona se puede hacer responsable de su identidad así como de sus relaciones con el medio".

De acuerdo con el pensamiento de Sigmund Freud, desde la perspectiva del psicoanálisis, el yo es un probador de la realidad, la inteligencia, la razón y el conocimiento de causa y efecto para aumentar la libido, las gratificaciones y poner freno a la pulsión de muerte.​ También es la instancia psíquica que une el ello con el mundo exterior y hace de puente entre el "ello" (o id, ello -en alemán Es- es uno de los nombres que Freud da al inconsciente según sea en la primera o en la segunda tópica freudiana) y el "superyó", el cual es la conglomeración de un conjunto de mentes grupales que forma una psique ideal. Este puente es lo que hace de una persona un "individuo", puesto que el "ello" y el "superyó" son conceptos ejemplares. Para Freud, el yo puede estar compuesto de dos partes principales; un sistema de percepción y un conjunto de ideas inconscientes sobre la realidad que se vive. El yo utiliza los rasgos que lo identifican y los ideales del "superyó" para controlar los instintos animales del "ello".Esto, y un deseo por asemejarse al "superyó" buscando terminar con los defectos y ambivalencia personal y tratando de llegar a compararse con un otro fantaseado,hacen que el yo se sobreimponga al "ello" y que sea una versión modificada del este. El contacto con la realidad exterior fuera de los ideales del "superyó" puede llevar a casos de manía y otras enfermedades mentales.

Esquema de la formación del egō (moi) según Lacan, el yo deíctico -je- es el enunciado que "auto"-refiere al moi o ego.

El egō (en francés el Moi) según Lacan,14​ es una instancia del registro de lo imaginario y por eso mismo una especie de alienación. El sujeto se ve en su egō. La formación del egō según Lacan implica una primera triangulación entre la madre, el infante y el objeto a . El egō del sujeto se constituye a partir de una percepción especular en un otro (casi siempre la madre o quien cumpla la función materna), la configuración del egō de cada sujeto se produciría principalmente durante el estadio del espejo. El egō no debe ser confundido con la conciencia -pese a que aparenta serla- y menos aún con el sujeto humano: el sujeto humano es clivado por la intervención de la función paterna que inscribe al infante en el orden simbólico del lenguaje mientras que, pese a lo aparente, el egō en cuanto imaginario surge en cada ser humano precisamente previo a lo simbólico, en cuanto el egō es algo de la dimensión de lo imaginario y así entonces pregnado por el narcisismo que proviene del otro (el otro en cuanto ese primer grado del otro es la madre, no del Otro que está más allá de la función materna) Lacan crítica a gran parte de los psicoanalistas posteriores a Freud porque estos han creído que la cura psicoanalítica se basaría en reforzar al egō cuando precisamente el reforzar al egō encubre la problemática subyacente en el inconsciente, Lacan entiende que sujeto y persona no son lo mismo y que el egō está referido a persona en cuanto la etimología de persona alude a la máscara con que se actúa.

Nuestro ego es conocido por convencernos de que conocemos la verdad, que nos encontramos en el camino correcto (tanto literal como metafóricamente), o que no necesitamos de la ayuda de nadie. Pero estamos muy equivocados.


Ciertamente es fácil caer en estas mentiras; ellas crean una ilusión de seguridad dentro de nuestra zona de comodidad en donde podemos ignorar la posibilidad de que alguien más tenga información valiosa o una solución útil. Muchos de nosotros permitimos que nuestro ego determine nuestra vida y que nos dé un falso sentido de plenitud (y en el peor de los casos, podemos llegar a pensar que tenemos derecho a todo y que somos más elevados que los demás). Sin embargo, el ego no te puede acercar a otra persona ni a la Luz del Creador. El ego apoya el sentimiento de autoridad, el cual ocasiona la desconexión entre los individuos.

Sólo podemos alcanzar verdadera satisfacción espiritual cuando nos deshacemos del ego y aprendemos a escuchar, a buscar la verdad fuera de nosotros mismos y a ver las cosas desde otro punto de vista. Desprendernos de nuestro ego nos permite ver la bondad en otras personas y el perenne potencial para el crecimiento.

No obstante, nuestro ego nos mantiene envueltos en una especie de capullo, inconscientes de lo que no podemos ver con nuestros ojos. El ego crea separación al evitar que veamos los deseos, opiniones o sentimientos de las demás personas. Cuando comenzamos a entender que en la vida hay mucho más que únicamente nuestra propia experiencia y que tenemos mucho que aprender de aquellas personas que están a nuestro alrededor, podemos comenzar a ir más allá de las limitaciones del ego. La unidad es no sentir ninguna división entre nosotros y las demás personas, es valorar sus experiencias tanto como valoramos las nuestras. Esta es la clave para quebrar nuestro ego.

Cuando eliminamos las barreras de nuestro ego, nos volvemos uno con el universo, con cada ser humano y con el Creador. Aún así, la batalla contra nuestro ego es una tarea que dura toda la vida.


EGO LIMITADO Y EGO CONSCIENTE

El uso del término "ego" y sus derivados; egoísta, egocéntrico es confusa porque se engloban muchos significados en éstas palabras, la mayoría de ellas negativos.

El termino ego comúnmente se refiere a la falsa percepción de nosotros mismos como una personalidad limitada y aprendida que está desconectada de nuestra identidad divina. Obviamente, si nos vemos a nosotros mismos como alguien quienes no somos, exhibiremos comportamientos que nos meten en problemas, limitan nuestra creatividad y distorsionan la visión que tenemos de nosotros mismos.

El ego en su forma más pura y positiva es una consciencia despierta. En este sentido, el ego es una herramienta de consciencia que nos da la habilidad de estar presentes con nosotros mismos y la voluntad de tomar decisiones y emprender acciones. Un ego consciente nos da la posibilidad de estar en contacto con el centro de nuestra propia psique. De hecho, cuando el ego consciente no esta al mando, nos gobierna una programación instintiva e inconsciente. Las expresiones negativas de ego provienen de la inhabilidad de conectar con nuestra esencia verdadera. Un temperamento de soberbia refleja una falta de confianza y propósito en nuestras vidas. A medida que desarrollamos un ego consciente y enfocado, somos capaces de llegar a nuestro propio núcleo y tomar un control consciente de nuestras vidas. Cuando nos identificamos con nuestra verdadera esencia y sentimos cómo dirige nuestras decisiones, nos sentimos confiados y nos encontramos vigorizados interiormente.

Cada desafío y martirio en esta vida es una motivación que estimula la investigación, la honestidad y el crecimiento. Los desafíos de Leo le llevan a desarrollar su capacidad intuitiva para experimentar su esencia verdadera y su propia contribución creativa al mundo. Para conseguirlo, Leo debe incinerar sus valores ilusorios, deseos frívolos y falsas percepciones de sí mismo (ego limitado) que le impiden realizar la identidad de su Alma y expresar los obsequios de ésta. Leo debe reconocer su sombra y personalidad inconsciente (ego limitado) antes de que pueda reconocer su Alma. Hace falta un ego fuerte y despierto, o voluntad consciente, para someterse a uno mismo a estos desafíos y salir de ellos purificado e inocente.

En la terminología psicoanalítica de Jung el ego o yo se refiere a la instancia psíquica que engloba un conjunto de ideas, sentimientos y percepciones de tipo consciente y con los cuales nos identificamos. Por debajo de nuestro yo, hay otras instancias que no controlamos y que se encuentran en un nivel inconsciente.

La parte consciente de nuestra personalidad o ego es la que gobierna nuestra existencia como individuos y se forma como resultado de la colisión entre nuestras apetencias más primitivas y nuestro entorno exterior.

Características y diferencias del: adjetivo ególatra, comportamiento egoísta y egocentrismo

El adjetivo ególatra califica a la persona que muestra una veneración exagerada hacia sí mismo. Quien posee esta característica es un individuo narcisista. Desde lo psicológico, estas personas poseen una escasa empatía por los demás y una sobrevaloración de ellos mismos (el mito griego de Narciso es el origen del narcisismo).

El comportamiento egoísta consiste en actuar a favor de uno mismo y sin tener en cuenta a los demás. Como otras inclinaciones humanas, la egoísta tiene distintos grados (en su versión razonable el egoísmo conecta con el instinto de supervivencia y en su vertiente más negativa es una actitud poco respetuosa con el resto de personas).

Por último, el egocentrismo es una variante del egoísmo y la egolatría. En este sentido, el individuo egocéntrico presenta algunos rasgos de personalidad: quiere destacar sobre los demás, busca el protagonismo en su entorno personal y adopta una cierta indiferencia hacia los asuntos ajenos."


Esta semana en mi formación de Coach sistémico y las Reconstructivas luego de la explicación del 95% y la programación en la que estamos desde aún antes de nacer y en especifico en los 0-6 años la propuesta es la re-programación salir de la identificación de los programas para avanzar al 5% a través de procesos paranoides o reconstrutivistas.


*Varias fuentes tomadas para este articulo.




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