top of page

LA PIEL PSÍQUICA: CUANDO EL ALMA DEL NIÑO SE SOSTIENE… O SE ROMPE

ree

Hay nombres que casi nadie conoce, pero que sostienen silenciosamente la vida emocional de miles de personas. Uno de esos nombres es Esther Bick.Psicoanalista, formada con Melanie Klein, maestra antes que teórica, Bick nos regaló algo más que conceptos: nos dejó una forma de mirar al bebé y al vínculo madre–hijo que sigue siendo radicalmente actual.

Su idea central es sencilla y, a la vez, brutal:

El bebé no nace con un yo, lo va construyendo a partir del sostén que recibe.

Desde ahí plantea dos aportes que atraviesan todo su legado:

  • La función de sostén yoico, lo que ella llamó la “piel psíquica”.

  • El método de observación de bebés de Tavistock, un entrenamiento para aprender a ver, sin invadir.

Hoy quiero llevar estas ideas a tu vida cotidiana: a tu casa, a tus hijos, a tu propia historia infantil.


¿Qué es la “piel psíquica”?

Para Bick, el recién nacido vive en una angustia inconcebible:

  • No hay forma,

  • no hay dentro y fuera claros,

  • el cuerpo no se siente como algo propio,

  • la experiencia interna se vive como fragmentos sueltos.

El bebé no tiene límites, todo lo invade: sonidos, miradas, tensiones, silencios, ausencias.

En medio de ese caos aparece la figura de la madre o del adulto que ejerce esa función: el padre, la abuela, la cuidadora… Esa presencia física y emocional, repetida y coherente, actúa como una especie de “piel prestada”.

Esa “piel psíquica” no es solo contacto físico. Es:

  • la manera en que se toma al bebé en brazos,

  • la forma de responder a su llanto,

  • el tono de voz,

  • la disponibilidad emocional,

  • la capacidad de calmar sin anular.

Cuando esa piel simbólica funciona, el niño siente:

“No me desarmo por dentro, alguien me sostiene”.

Con el tiempo, a partir de ese sostén, el bebé va construyendo su propia piel psíquica, su capacidad interna para contenerse, calmarse, pensar, esperar. Esa es la base de la estructura del yo.

Observar sin invadir: el método Tavistock

En el Tavistock Institute de Londres, Esther Bick desarrolló un método muy particular: la observación semanal de un bebé en su entorno natural (hogar), durante largo tiempo, sin intervenir, sin corregir, sin dirigir.

Se trata de:

  • estar presente,

  • mirar,

  • registrar,

  • después reflexionar.

¿Por qué es tan poderoso? Porque nos obliga a ver lo que normalmente pasamos por alto:

  • cómo el bebé espera,

  • cómo se desespera,

  • qué hace con la frustración,

  • cómo la madre o el cuidador se organiza para responder,

  • qué pasa en el cuerpo cuando el ambiente se tensa o se calma.

Para Bick, ningún manual reemplaza la experiencia de observar de verdad. Ver a un bebé organizar su alma minuto a minuto en el calor –o en la ausencia– del adulto, cambia para siempre la manera en que entendemos el sufrimiento humano.

Como terapeuta familiar, consteladora y biodescodificadora, esta mirada me resuena profundamente:antes de etiquetar, diagnosticar o juzgar un síntoma, necesitamos mirar la cuna emocional en la que ese niño comenzó a existir.

Cuando la piel psíquica se resquebraja: el niño somatiza

Aquí la teoría se vuelve tremendamente concreta.¿Qué pasa cuando los adultos que deberían sostener están rotos por dentro?

  • parejas en guerra,

  • divorcios vividos como campo de batalla,

  • hogares llenos de gritos, ironía, indiferencia o frialdad,

  • padres presentes físicamente, pero emocionalmente ausentes o hundidos en su propio dolor.

El niño no va a consulta diciendo:

“Estoy perdiendo mi sostén psíquico”.

El niño dice:

  • “Me duele la barriga”,

  • “No quiero ir al cole”,

  • “No puedo dormir”,

  • “Tengo miedo”.

Y el cuerpo habla con:

  • dolores de estómago,

  • insomnio,

  • irritabilidad,

  • ansiedad,

  • fallas en la atención,

  • retraimiento,

  • regresiones,

  • síntomas conversivos leves,

  • inhibiciones escolares.

Desde la mirada de Bick, cuando la presencia adulta es inestable, contradictoria o emocionalmente fragmentada, el yo infantil pierde cohesión. Y cuando el yo se quiebra, el cuerpo se convierte en escenario donde se inscribe ese quiebre.

Desde la biodescodificación esto también lo vemos: el síntoma del niño suele ser el grito silencioso del sistema familiar. El cuerpo del pequeño “graba” lo que los adultos no se animan a nombrar.

El sostén como acto moral y espiritual

El sostén no es un gesto romántico ni solo un tema de “buena crianza”.Es un acto moral y espiritual.

Criar a un niño implica decidir, una y otra vez:

  • No convertirlo en trofeo de una disputa.

  • No usarlo como confidente.

  • No intoxicarlo con resentimientos que pertenecen a los adultos.

  • No obligarlo a elegir bando.

Espiritualmente, muchas tradiciones coinciden en algo:los hijos son herencia, no propiedad.La herencia se cuida, se protege, se bendice. No se sacrifica en el altar de la inmadurez emocional.

Cuando un padre o una madre decide trabajar su propia historia, sanar su dolor y hacerse cargo de sus límites, está haciendo algo enorme:está reforzando la piel psíquica de sus hijos.Les está diciendo, sin palabras:

“Aquí hay una roca. Aquí hay un adulto que no va a derrumbarse sobre ti”.


Preguntas incómodas (y necesarias) para adultos

Te invito a detenerte un momento y sentir estas preguntas, no para culparte, sino para tomar conciencia:

  • ¿Qué clima emocional hay en casa cuando cierras la puerta?

  • Si tu hijo pudiera dibujar “la piel” de su hogar, ¿sería suave, rígida, llena de pinchos, rota, ausente?

  • ¿En qué momentos sientes que lo usas como refugio, aliado, juez o trofeo?

  • ¿Cómo estás tú de piel psíquica? ¿Quién te sostiene a ti?

Porque otra verdad profunda es esta:un adulto no sostenido le cuesta mucho sostener a un niño.

¿Y ahora qué? Cuidar la piel psíquica también en la vida adulta

No solo los niños necesitan piel psíquica.Los adultos también vivimos transiciones, duelos, despedidas, migraciones, pérdidas, diagnósticos, rupturas.

Cuando la vida nos sacude, nuestra propia “piel” se agrieta. Ahí aparecen:

  • ataques de ansiedad,

  • bloqueos afectivos,

  • impulsos autodestructivos,

  • relaciones repetitivas que duelen,

  • síntomas físicos “sin explicación médica clara”.

Parte de mi trabajo como psicóloga clínica, terapeuta familiar y creadora del Método GIROS es precisamente este:ayudar a que las personas reconstruyan su piel psíquica, fortalezcan su yo, ordenen su historia y dejen de repetirse el mismo dolor.

A veces el primer gran acto de amor hacia tus hijos es buscar sostén para ti: terapia, grupo, acompañamiento, un espacio donde alguien te sostenga mientras tú aprendes a sostener mejor.

Cerrar el círculo: un niño bien sostenido no es perfecto, es resiliente

El legado de Esther Bick sigue vivo cada vez que:

  • un terapeuta observa de verdad a un bebé y a su madre,

  • un padre decide no usar a su hijo en su batalla con la expareja,

  • una madre cansada se atreve a pedir ayuda antes de estallar,

  • un adulto mira su infancia y se da el permiso de sanar.

No se trata de criar niños “invencibles”.Se trata de criar niños con una piel psíquica firme, lo suficientemente fuerte para contener el dolor y lo suficientemente flexible para amar.

Un niño bien sostenido no está libre de crisis, pero puede atravesar la vida sin romperse por dentro.

Si sentiste que este tema te toca…

Si mientras leías pensaste en tu infancia, en tus hijos, en un divorcio, en una crisis familiar, y te diste cuenta de que necesitas revisar tu propio sostén, puedes dar un paso más.

Te acompaño desde la clínica, las constelaciones, la biodescodificación y mi Método GIROS, para que puedas:

  • entender tu historia,

  • sanar lo que duele,

  • y construir una piel psíquica más firme para ti y para los tuyos.


Consulta Online
$101.00
1h
Reservar ahora

📲 Puedes escribirme por WhatsApp al +1 (829) 344-1166 para agendar una sesión individual, familiar o de proceso.Porque nadie tendría que atravesar sus fracturas emocionales en soledad. Y mucho menos, un niño.

 
 
 

Comentarios


Yubia Valette - Logo

Coach-Psicologa Clinica-Ing. Sistemas | Facilitadora- Conferencista

+1 (829) 344-1166  WhatsApp

yubiavalette@gmail.com

bottom of page