Símbolos.... símbolos...símbolos ...por doquier!.
Sabes que el cerebro no distingue entre lo real y lo simbólico?
El fenómeno de la semiosis es la instancia donde "algo significa algo para alguien" y es por lo tanto portador de sentido. Se debe aclarar que la significación se realiza como condición de la semiosis de la que Morris (1938) distingue: vehículo sígnico (signo), designatum (lo designado); interpretantes (consideraciones del intérprete) y el intérprete mismo. Estos tres (o cuatro elementos si consideramos a este último) en el marco de un sistema llamado lenguaje, que al decir de Morris es "todo conjunto de signos más un conjunto de reglas"; señala las dimensiones que constituyen un lenguaje.
Un signo o representamen es algo que está para alguien por algo en algún respecto o capacidad. Apela a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizás un signo más desarrollado. Ese signo que crea lo llamó el interpretante del primer signo. El signo está por algo, su objeto. Está por ese objeto no en todos los respectos, sino por referencia a un tipo de idea a la que él llamó algunas veces "la base" del representamen.
La función representativa del signo no estriba en su conexión material con el objeto ni en que sea una imagen del objeto, sino en que sea considerado como tal signo por un pensamiento. En esencia, el argumento es que toda síntesis proposicional implica una relación significativa, una semiosis (la acción del signo), en la que se articulan tres elementos:
El signo o representamen (que es el nombre técnico que emplea Peirce), es «algo que está para alguien en lugar de algo bajo algún aspecto o capacidad. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizá un signo más desarrollado. Ese signo creado es al que llamo interpretante del primer signo. Este signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de algo no en todos sus aspectos, sino sólo en relación con alguna idea a la que a veces he llamado la base (ground) del representámen» (CP 2.228, c.1897).
El objeto es aquello por lo que está el signo, aquello que representa.
El interpretante es el signo equivalente o más desarrollado que el signo original, causado por ese signo original en la mente de quien lo interpreta. Se trata del elemento distintivo y original en la explicación de la significación por parte de Peirce y juega un papel central en toda interpretación no reduccionista de la actividad comunicativa humana. Este tercer elemento convierte a la relación de significación en una relación triádica —frente a todo dualismo cartesiano o estructuralista post-saussureano—, pues el signo media entre el objeto y el interpretante, el interpretante relaciona el signo y el objeto, y el objeto funda la relación entre el signo y el interpretante.
Según el sentido que Freud le atribuye al símbolo, este se refiere a una “imagen que comporta una significación que es distinta de su contenido inmediato y que, simultáneamente, presenta una similitud más o menos directa entre el significante y el significado”. Lo que esta obtusa explicación viene a decirnos es que un “símbolo consciente” es aquel cuyo significado es transparente para el emisor, mientras que el “símbolo inconsciente” presenta un significado oculto para él mismo.
El simbolismo también puede transmitirse de forma transgeneracional.
El simbolismo de la mente inconsciente puede crear ciertas asociaciones que determinarán en gran medida la manera en que experimentamos nuestra realidad y somatizamos nuestros conflictos. Pero no creamos que estamos a merced de nuestra mente inconsciente. Nada más lejos de la realidad… También podemos emplear a nuestro favor el enorme poder que alberga. Una vez hemos tomado conciencia de nuestros conflictos y de cómo procesamos nuestras propias experiencias, disponemos de herramientas eficaces que actúan a nivel del inconsciente. Técnicas como la Psicomagia de Alejandro Jodorowsky y otros actos simbólicos tienen un enorme potencial, ya que hablan el lenguaje del inconsciente, se comunican directamente con él.
De forma real, imaginaria o simbólica, la clave para cortar patrones disonantes y propiciar los procesos curativos de los síntomas físicos que experimentemos, es pasar a la acción. Entendiendo con mayor profundidad los mecanismos mediante los cuales funciona nuestra mente inconsciente estaremos dando pasos de gigante hacia la coherencia, la armonía y la salud.
*Varias fuentes utilizadas para la elaboración de este blog*
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