La cuarentena se utiliza en la medicina para aislar a personas con una enfermedad, durante un período de tiempo no especificado para evitar o limitar el riesgo de que se extienda.
Un poco de historia
Las formas de aislamiento más antiguas y efectivas conocidas son las mencionadas en el Pentateuco (Biblia) hace más de 3400 años, de la que se siguieron los consejos, especialmente en el caso de la lepra. A partir de los siglos XIII y XIV toma auge.
Su uso durante cuarenta días con la aparición de la peste negra en embarcaciones determinó su nombre, aunque no se basa en una razón científica, sino en el número de días que, de acuerdo con la Biblia, Cristo pasó en el desierto. [cita requerida].
Las personas infectadas fueron separadas para evitar la propagación de la enfermedad entre los antiguos israelitas bajo la ley mosaica, como grabados en el antiguo testamento.1
Venecia tomó el liderazgo en medidas sanitarias para controlar la propagación de plagas, habiendo nombrado a tres guardianes de la salud pública en los primeros años de la peste negra (1348). La palabra "cuarentena" se origina de la frase italiana quaranta giorni, lo que significa "cuarenta días".
En la medicina y otros campos
Para fines médicos, actualmente existen las cuarentenas de períodos de ochenta y cuarenta días, dependiendo de la gravedad de la enfermedad y el país donde ocurra el evento.
En la época actual, el temor a la contaminación al regresar de la Luna (una contaminación interplanetaria) fue el principal motivo de los procedimientos de cuarentena adoptadas para el programa de la primera misión Apollo. Los astronautas y las muestras lunares fueron puestos en cuarentena en el Laboratorio de Recepción Lunar. Igualmente para las muestras de una futura misión de retorno de Marte, existe el protocolo de cuarentena para cualquier muestra proveniente de Marte; el cual se llevaría a cabo en un laboratorio de bioseguridad de nivel 4, conocido como el Mars Sample Return Receiving Facility (MSRRF).
Sobre el numero 40 en distintas religiones
El número 40 tiene un significado muy importante en toda la Torá y el Talmud. Representa cambio o transición, la idea de renovación, de un nuevo comienzo. El número 40 tiene la fuerza de elevar un estado espiritual. Considera esto:
Cuando una persona se vuelve ritualmente impura, debe sumergirse en un baño ritual, una mikve. El Talmud nos dice que una mikve debe llenarse con 40 seás (una medida de agua). En el judaísmo, la inversión en una mikve es el símbolo máximo de renovación espiritual.
No fue accidental que en la historia de Nóaj lloviera durante 40 días y que el mundo quedara sumergido bajo el agua. Tal como una persona sale purificada de la mikve, así también cuando retrocedieron las aguas del diluvio el mundo quedó purificado del libertinaje que lo había corrompido en los días de Nóaj.
Moshé estuvo en el Monte Sinaí durante 40 días y bajó con las tablas de piedra. Los judíos llegaron al Monte Sinaí siendo una nación de esclavos, pero después de 40 días se transformaron en la nación de Dios.
De acuerdo con el Talmud, el tiempo que lleva para que se forme el embrión en el vientre de su madre es 40 días.
En la cabalá, el número 40 representa los cuatro lados del mundo, cada lado contiene las 10 Sefirot (poderes esotéricos).
Cuando una corte rabínica encuentra que alguien es culpable de un crimen, a veces el castigo son azotes. La Torá prescribe que se deben aplicar "cuarenta menos uno". El objetivo es llevar al transgresor al punto de cambio, transición y expiación.
Hay 40 días entre el primer día de elul (cuando comenzamos tocar el shofar en preparación para Rosh Hashaná) hasta Iom Kipur, el final del período anual de teshuvá (arrepentimiento). Estos 40 días son el momento más auspicioso del año para el crecimiento y la renovación personal.
De acuerdo con el Talmud (Avot 5:26), a los 40 años la persona pasa de un nivel de sabiduría al siguiente. Alcanza el nivel de biná, el entendimiento más profundo que se obtiene de un tema a partir del entendimiento que se tiene de otro. Después de liderar al pueblo judío durante 40 años en el desierto, Moshé les dijo: “Dios no les dio un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar, hasta este día” (Deuteronomio 29:3-4). Vemos aquí que al pueblo judío le llevó 40 años alcanzar un nivel de entendimiento completo.
La Biblia nos cuenta que entre su resurrección y su ascensión a los cielos, Jesús estuvo en la tierra durante 40 días, sin embargo, las Sagradas Escrituras no ahondan en detalles sobre qué hizo Cristo durante ese período en la tierra. Lo único cierto es que fueron 40 días –y no otro número- los que mediaron entre la resurrección de Jesús y su ascenso a los Cielos porque ese número tenía un simbolismo especial, ya que también fueron 40 días los días que Jesús pasó en el desierto, como parte de su preparación para los tiempos que venían, tal como se menciona en Marcos 1:13: “Y estuvo allí en el desierto durante 40 días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían”.
El sentido bíblico más antiguo es probablemente un tiempo en que Dios ejerce su fuerza amenazadora con vistas a la conversión. Este sería el sentido principal de los 40 días del diluvio, según Aldazábal, quien señalaba que «es también el tiempo en que Dios pone a prueba a su pueblo cuando le dice: «Y tienes que acordarte de todo el camino que Jehová tu Dios te hizo andar estos cuarenta años en el desierto, a fin de humillarte, de ponerte a prueba para saber lo que estaba en tu corazón, en cuanto a si guardarías sus mandamientos o no».
Para la Iglesia el número de 40 días siempre ha sido un tiempo de penitencia, marcado por el ayuno. La Cuaresma se prolonga durante 6 semanas hasta el Sábado Santo. Como los domingos no se ayuna, el número 40 se obtiene multiplicando las 6 semanas por los restantes 6 días de la semana (6x6= 36) y se agregan cuatro días. De ahí que comience el miércoles de ceniza.
Podríamos decir que el número 40 es un número utilizado para señalar un tiempo de prueba o examen para poner algo o alguien en ‘evidencia’ ya sea buena o mala. Si se pasa la prueba se muestra durante ese periodo tal evidencia positiva. De igual manera, si no se pasa la prueba, se muestra durante ese periodo la evidencia negativa.
¿Qué hacer en este tiempo? ¿Cómo lidio con las emociones?
Entender lo que pasa
Cuando se entra en una cuarentena o se inicia un aislamiento preventivo “es importante entender lo que nos está pasando y normalizar tanto las emociones propias como las de las personas que nos rodean”.
El cambio repentino de la rutina y la necesidad de programar cómo hay que organizarse en ese nuevo escenario o cómo hay que gestionar el tiempo “puede generar discusiones familiares sobre esos detalles, y eso es normal porque la persona afectada tendrá una tendencia mayor a mostrar su enfado”.
Centrarse en el momento presente
Empieza la cuarentena y la incertidumbre se dispara. Prohibidas “las anticipaciones negativas” . “En este tipo de circunstancias la personas solemos pensar en lo peor innecesariamente, porque así pensamos que podremos prever lo que va a suceder”.
Es normal que se quiera buscar más información sobre el virus que nos afecta, pero esa estrategia no es buena. “Hay que centrarse en el momento presente, en lo que conocemos hasta ese momento e intentar adaptarnos a ello”. Asumir que hay muchas cosas que no dependen de nosotros e intentar ser optimistas. Si algo tiene más posibilidades de que salga bien, ¿por qué va a salir mal?
Superar la soledad
La soledad es un sentimiento que se dispara, especialmente entre aquellas personas que permanecen aisladas sin contactos físicos con nadie mientras dura la cuarentena. La clave, apunta Mónica Pereira, es “aceptar esa soledad y saberla ocupar”. Es importante –añade– organizarse “teniendo en cuenta nuestro estado actual, pensando que es un tiempo transitorio en el que tenemos que programar todos los días. Intentar ser nosotros quienes marquemos el ritmo, y no nuestro estado de ánimo, teniendo en cuenta que los síntomas de la enfermedad nos condicionarán. Es bueno no exigirnos más de lo necesario, y no decepcionarnos si no conseguimos hacer todo lo que nos gustaría”.
Cuarentena en familia: ¿Cómo nos organizamos?
Seguir una rutina.
Las tres psicólogas de emergencias consultadas por La Vanguardia aconsejan que en estos largos encierros, y más si hay familiares en la casa, es importante “prefijar cada día nuestras tareas para saber, cuándo nos levantemos, a qué vamos a dedicar el tiempo”. También lo es mantener todas las rutinas y hábitos que sean posibles: horarios de comidas y sueño, llevar una alimentación equilibrada, moverse...
Respetar los espacios comunes
Cuando se va a pasar tanto tiempo encerrado y en familia lo aconsejable “es fijar acuerdos sobre el uso de los espacios comunes y respetar los horarios y costumbres de las personas con las que convives y con las que ahora se va a pasar mucho más tiempo de lo que es habitual”, coinciden estas psicólogas.
Establecer horarios
Se hace imprescindible planificar el tiempo: establecer un horario para hacer las actividades, escolares los niños (si están en la casa) y laborales los adultos, si es que estos pueden mantener su actividad laboral con el teletrabajo.
“Es importante también planificar momentos de ocio y actividades lúdicas conjuntas (como juegos de mesa o ver películas en familia), sin olvidarnos de aquellas actividades que cada uno quiere hacer por separado”, recomiendan las psicólogas consultadas.
Espacios privados
Otro consejo es asumir la importancia, cuando hay que convivir tantas horas juntos, de que cada miembro de ese núcleo tenga un espacio para desconectar. “Se trata de acordar un espacio para refugiarse cuando nos sintamos nerviosos o irritados; un lugar en el que los demás miembros del grupo familiar nos van a dejar tomarnos nuestro tiempo hasta que baje el malestar”.
Aprovechar el tiempo
Otra recomendación de estas expertas es “no abusar de tareas poco enriquecedoras que nos hagan tener la sensación de pérdida de tiempo, como estar ‘enganchados’ a aparatos electrónicos consultando constantemente las redes sociales, viendo series, jugando a videojuegos...Y no olvidar ningún día realizar algún tipo de ejercicio físico”. Consejo que, de momento, parece que no acaba de cumplirse pues las descargas de aplicaciones para ordenadores y teléfonos (principalmente juegos) se han multiplicado en el último mes de forma espectacular en todo el mundo.
Tareas pendientes
Es positivo pensar que este período de aislamiento puede servir “para acometer tareas pendientes que por falta de tiempo nunca se hicieron: lecturas, ver de alguna serie, actividades musicales... Y si la salud lo permite, una forma de ocupar el tiempo es dedicarlo a una limpieza general de la casa o para arreglar algo que esté roto.
Nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías puede resultar muy útiles en estas cuarentena “para mantenernos conectados con nuestros seres queridos, lo que nos ayudará a su vez a manejar los sentimientos de soledad, sobre todo en el caso de personas que viven solas o están alejadas de su red social”, coinciden las mismas psicólogas.
Mimo a los mayores
Si las personas obligadas al aislamiento son mayores, “la ayuda de los seres queridos es fundamental. Hay que asegurarse de que están cuidando la alimentación, de que se toman los medicamentos tal y como su médico les indica, que la información que les llega del avance de la enfermedad y las medidas a adoptar sean veraces".
Tic, tac, toc... todo pasará.
*Varias fuentes consultadas para este articulo.
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